Carolina está convencida de que uno de sus amigos es un traidor, por mucho que Noiret haya intentado convencerles a todos de que era sólo una de sus tretas para obtener información. Nacho, el novio de Vicky, lo dijo antes de morir y, desde entonces, muchos sucesos apuntan a que, efectivamente, uno de ellos colabora con el Proyecto Géminis. Las pruebas que consiguen siempre acaban desapareciendo aunque sólo los seis miembros del grupo conocieran el escondite. Y luego está la ampolla con agua y sal que Iván tomó por error y que, claramente, estaba destinada al traidor, el único de los seis chicos que no necesita la medicina. Para asegurarse de que está en lo cierto, Carolina le tiende una trampa a Noiret, haciéndole creer que la ampolla que le da a ella sólo contiene agua y sal. Las dudas de Noiret confirman las sospechas de Carol: uno de ellos es un traidor. Cuando la joven está a punto de descubrir su identidad, sufre un terrible accidente. Los chicos buscan la tumba de Eva, la niña que se le aparece a Julia, tratando de encontrar alguna clave para saber quién es, para comprender el mensaje que intenta trasmitirles. No consiguen encontrar su tumba pero encuentran otra lápida que les llama la atención, la de los abuelos de Marcos. El joven acude a Jacinta para que le cuente quiénes son sus abuelos biológicos y al hacer memoria, la gobernanta recordará la leyenda de Eva, la primera niña que vivió en el viejo orfanato. Tal y como le ha ordenado Noiret, María presta atención a todos los movimientos de Fermín. Le ha oído decir por teléfono un nombre nuevo para ella: Saúl. Además, ha oído cómo quedaban en un viejo almacén y ha robado de la mesilla de Fermín un mando a distancia que, según cree, abrirá la puerta. Noiret está encantado con la información, por fín ha conseguido que María traicione a Fermín, aunque sea con el noble propósito de salvar a Iván. Martín corre por el bosque, como todas las mañanas, cuando es abordado
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